El miércoles pasado unos pocos afortunados y yo fuimos a quatre camins de visita y realizamos unas cuantas actividades y dinámicas con algunos presos de allí.
Fue una experiencia única.
Quería saber cuál iba a ser mi reacción una vez allí, si inconscientemente los iba a estar juzgando o me iba a olvidar de todo e iba a disfrutar el momento. Y puedo asegurar que disfruté cada minuto del que estube allí, estuvimos haciendo las actividades, y allí eramos todos iguales. Fue increíble. Realmente te das cuenta la necesidad que tienen muchos de tener una mano amiga, alguien con quien hablar. Lo más duro fue el final. Cuando ellos volvían a sus celdas, a su realidad y nosotros a nuestro hogar, eran en muchos que se veían la tristeza en su rostro.
Fue duro, pero almenos saber que pudimos hacerlos felices unos instantes.
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